Fiel a las hechuras culinarias de su madre, Paulina despliega una cocina casera auténtica y sencilla. Alejada de artificios, su mejor baza es la impecable materia prima con la que trabaja, sin olvidar las largas horas que acarician a fuego lento cada uno de sus guisos, entre ellos el Cabrito con almendras, por el que Pauli siente una especial debilidad.